lunes, 27 de julio de 2015

La Isla del Sol y el Lago Titicaca. (Bolivia).



Salimos de La Paz hacia la pequeña localidad de Copacabana, a eso de las 8 am con un bus que contratamos desde nuestro mismo hostal (Arthyr Guesshouse), por 35 bolivianos.
No nos llevó mas de 3 horas llegar hasta el estrecho de Tiquina, donde nos tuvimos que bajar del bus para pasar en un pequeño bote hasta la otra parte de la península, desde donde tras una buena carretera de curvas y vistas espectaculares del lago Titicaca, llegamos por fin a Copacabana.


Cruzando el Estrecho de Tiquina.

Vistas espectaculares antes de llegar a Copacabana.

La pequeña ciudad de Copacabana al fondo.



Desde allí, y tras dejar parte de nuestro equipaje en la oficina de la agencia de buses, partimos desde el pequeño puerto de la ciudad en un barquito (hora y media y 20 bolivianos), hasta la Isla del Sol.
Leímos y nos recomendaron varias veces que cuanto menos equipaje lleváramos, mejor, debido a las fuertes pendientes de la isla... e hicimos lo mejor después de sufrirlas...



 A punto de embarcar hacia la Isla del Sol.


Llegamos a la isla mirando a la montaña que sabíamos teníamos que subir. Una enorme pendiente de escaleras.
Aun con poco equipaje nos costo subir la escalinata, pero no por su pendiente, sino por la altura en la que nos encontrábamos, a 3.800 msnm. Cada pocos minutos teníamos que parar porque nuestro corazón se nos salia por la boca de lo fuerte y rápido que latía.

A medio camino vimos a varios locales, cargando agua en bidones, en burros y llamas (no hay otro medio de transporte en la isla), en lo que luego nos enterariamos, era la Fuente del Inca. Pero nosotros debíamos subir mas. Mas arriba de la iglesia del pueblo incluso. Eso si, las vistas que tendríamos después merecerían la subida.



La única manera de poder subir la carga.


Vistas desde nuestro hostel.


El hostal era bastante básico. No solo porque como siempre, escogimos la versión mas barata, sino porque además la dueña nos explico que el agua proviene de un único lugar, la Fuente del Inca, es decir, de mas abajo. Y no hay ningún tipo de canalización desde la fuente, hacia ninguna dirección. Por lo que tras ir al baño, debes coger un cubo, llenarlo de agua de un bidón, y echarlo al water.
En cuanto a la fuente, desde que se descubrió, nadie la ha querido "abrir" por miedo, dicen, a que deje de dar agua. Todavía hoy en día, se sigue sin saber de donde procede.

No serian mas de las 5pm cuando ya estábamos instalados en la isla, y para lo único que salimos, fue para reservar sitio en un barco, el cual nos llevaría a la mañana siguiente, hasta la parte norte de la misma para ver los antecedentes Incas.
A partir de ahí, se puso a llover de tal manera, que nos tuvimos que quedar en el hostel hasta el día siguiente.

Con lo que no contábamos era con el frío que hacia por las noches en la isla.
La dueña nos abrió la parte del nuevo restaurante que están haciendo contiguo a la casa porque nos dijo era algo mas caliente, aun estando sin terminar.
Teníamos unas vistas espectaculares con sus dos ventanales, y pudimos dedicar tiempo a leer o escribir el blog (que pocas veces se tiene), pero el frío nos estaba incomodando cada vez mas, incluso con nuestras toallas puestas por encima.

La mejor parte llego en el tiempo de la cena. Cuando empezamos a entrar en calor con una estupenda sopa y una mejor trucha de segundo. (Que ganas teníamos ya de un buen pescadito). Definitivamente la mejor opción en Bolivia es pedir el menú, porque por unos 3 € tienes dos platos de lo mas caseros y deliciosos.

La noche no la pasamos muy bien que se diga.
Decidimos compartir una de las camas para entrar antes en calor, pero de nuevo la altura nos hizo no disfrutar del sueño, despertandonos cada poco tiempo y teniendo multitud de sueños raros.
A las 6,30am, hora en la que nos pusimos el despertador, estábamos muertos pero preferiamos levantarnos para aprovechar bien el día.
El dueño del barco no dio señales de vida, así que decidimos ir a nuestro aire para conocer la isla... y de paso, ahorrarnos el dinero que costaba, que por otra parte, nos venia muy bien, ya que no trajimos suficiente dinero, (aquí por supuesto ni hay cajeros ni se puede pagar con tarjeta), y tras hacer unos cálculos veíamos que tendríamos que saltarnos alguna comida, si queríamos pagar el barco de vuelta).

Sabíamos que seria una jornada larga de caminata, (unas 7/8 horas nos decían), pero aun así decidimos hacerla.
Al final, con paradas y haciéndolo muy tranquilamente a causa de la altitud (llegando a picos de hasta 4000 msnm) llegamos a tardar 9 horas... y acabando bastante fundidos a causa de las grandes pendientes que existían.
Lo bueno fue que nos recorrimos la isla prácticamente de punta a punta.



Vistas desde la parte más alta.

Camino hacia la zona norte.

Y más vistas espectaculares.

Camino hacia las ruinas Incas. 

Altar Inca donde celebraban los rituales.


Hacia el norte fuimos por el camino de arriba, es decir, por la parte alta de las montañas, disfrutando de unas vistas espectaculares del lago Titicaca, con Bolivia en una parte, y Perú en la de enfrente.
Y para regresar a la parte sur, volvimos por el camino de abajo, es decir, por el que va subiendo parte de la montaña, y bajando a los diferentes pueblos que hay en la costa, con lo que fuimos viendo y conociendo a multitud de locales, haciendo sus quehaceres. Eso si, fue la parte mas dura ya que íbamos subiendo y bajando las montañas durante todo este recorrido.



El tiempo se detiene en la isla.

Pequeñas aldeas en entornos espectaculares.

Locales de recogida.

Trabajando de sol a sol.

Locales que nos hacían compañía.

Los ultimos tramos se llegaban hacer muy duros.


Aun así, recomiendo hacerlo por lo espectacular del paisaje, pudiendo visitar de paso, las ruinas Incas de la parte norte, así como el altar donde hacían sus rituales al Sol (que por cierto, los primeros parece ser, se hacían ofreciendo a sus congéneres humanos).

No hubo mejor manera de acabar el día que con otro buen menú, barato y riquisimo de sopa y trucha, la especialidad de la zona.
Una isla perfecta para quien le guste disfrutar de caminatas y pasar unos días completamente desconectados del mundanal ruido.
Es, como si el tiempo se hubiera detenido en esta isla.


Algunas fotos más sobre la isla:

















Fotos: Julen Esnal
www.julenesnal.com


sábado, 11 de julio de 2015

Hacia la capital de Bolivia, La Paz.


Llegamos a la enorme ciudad de La Paz, en torno a las 7:30 de la mañana.
Después de 12 horas de bus desde la "otra" capital Boliviana, Sucre.
Lo malo fue que sin saberlo, tuvimos que volver a Potosí (es decir, desandar camino), para de ahí, enfilar hacia La Paz, ya que no se puede ir directamente desde Sucre.

Como anécdota dejo el susto que tuve a medio camino del viaje, cuando después de unas horas sin parar, a eso de las 3 de la mañana con todo el bus medio dormido, el bus hace una parada en medio de un pueblo en la única casa donde vendían algo de comida al viajero. 
Aprovecho a bajar del bus, para poder mear y estirar algo las piernas....  y sentir por cierto, un frío en el exterior considerable. Al estar ocupado el único servicio, decido ir a un descampado al lado de la casa.... Cuando de repente veo que el bus arranca y se va.... Yo estaba a medio mear y empiezo a gritar... pero entre el ruido del bus y la ausencia total de luz en las calles, el chofer ni me oía, ni me podía ver correr detrás del bus como un desesperado... hasta que unos metros más adelante... veo que se detiene... Gracias que Sabri, aun durmiendo, se despertó al sentir que no estaba a su lado (bendito 6º sentido... porque de no ser por ella, allí me hubiera quedado).

Aun con asientos tipo cama, se hace pesado el viaje.
Dormimos lo que pudimos pero las carreteras y la manera de conducir en Bolivia no son especialmente relajantes para dormir.

No teníamos pensado estar mas de dos días en La Paz, así que fue llegar al hostal Arthyr Guesshouse, dejar todo nuestro equipaje y volver a salir para conocer las esperadas ruinas de Tiwanaku, a hora y media de allí.

Entrada a la mega-ciudad de La Paz.


Cogimos un micro que paraba justo delante del hostel con destino al gran cementerio. En medio de un mercadillo callejero, empezamos a preguntar por los buses que van a Tiwanaku, y tras unas cuantas preguntas, nos llevaron hasta una micro que salia nada mas pagar nuestros boletos. (Menos mal, ya que un par de parejas llevaban esperando 45 min. para salir, ya que hasta que no se llena, no sale).
Aun siendo mas de una hora de trayecto en un cubículo algo incomodo (nos recordaba nuestro paso por Indochina) se nos hizo bastante ameno, hablando con una pareja boliviana, con quienes íbamos cambiando impresiones.

Al llegar, nos indicaron donde sacar las entradas (80 Bolivianos), y viendo que eramos un pequeño grupo de 7, decidimos compartir entre todos un guía para todo el recorrido.
No solo nos toco un buen guía, sino que además coincidimos con un grupo muy majo con quien pudimos intercambiar un montón de info interesante.

El guía nos hizo una pequeña introducción sobre lo que llaman, el origen de la cultura sudamericana. Una cultura que segun se cree pudo empezar en torno al 1000 a.C hasta el 1000 d.D. (No me cansaré de recomendar siempre un guía para este tipo de cosas. Es la mejor manera de enterarte bien de todo).







Fue contando la historia y mostrando todos los rincones de las ruinas, que hoy por hoy, todavía esta a un 15% excavado (!) de lo que parece, se encuentra enterrado. Se puede uno imaginar lo que puede aparecer aun por ahí...

En total, un recorrido de unas 2 horas y media de duración, con un sol y unas temperaturas un tanto elevadas, conociendo y aprendiendo sobre la cuna de la civilización americana (ahí es nada).



Con las ruinas de Tiwanaku al fondo.

Visitando las ruinas.


Para volver hicimos el mismo recorrido, con otra micro, aun más apretados que en la anterior, aunque aprovechando para hablar con más gente local, siendo éstos momentos de los más apreciados en el viaje, donde te situa donde realmente estas... conociendo mundo y la gente que lo habita en cada lugar.

Antes de llegar al centro de la enorme ciudad de La Paz, tuvimos que atravesar El Alto, un "barrio" de casi un millón de habitantes (!) pegado a la capital.
La ciudad más alta de mundo la llaman, a 4070 msnm y por desgracia, una de las zonas más pobres de Bolivia.
Una marabunta de gente cargados de...yo que sé (tanto coches, micros, buses... como personas), de un lado a otro. Con un tráfico infernal, las calles practicamente sin urbanizar, con más de la mitad de los edificios aparentemente sin terminar, (aunque habitados) y los que estan son terriblemente feos y fuera de contexto, pero... esto no era lo peor, sino la basura y contaminación que se veía en todo su alrededor.
Había algo en este lugar que no me dejaba apartar la vista de la ventana de la micro.


Micros abarrotadas.

Barrios a medio hacer.

Que alguien me explique esto...

Para qué hablar de medio ambiente.

Bienvenidos a El Alto...


Nada más llegar decidimos ir directos al hostel y descansar hasta el día siguiente.... Demasiado trajin para no haber apenas dormido en dos días.

El siguiente y último día en la capital quisimos ver una zona del centro que quedaba cerca de nuestro hostel. Los alrededores de la Iglesia de San Francisco. Una zona bastante turística, con restaurantes y tiendas para todos los gustos.

No quisimos dejar de ver el mercado de las brujas. Decenas de puestos artesanos donde, ademas de encontrar los productos típicos bolivianos, encontramos todo tipo de artilugios para las supersticiones, males de ojo, etc.
Lo peor fue ver a los cientos de fetos de llama (especialmente) y de otros animales, colgados de las paredes de cada una de las tiendecitas. Utilizados para todo tipo de remedios y creencias...
No nos lo podíamos llegar a creer ver toda esa masacre delante nuestro.
Es un tanto desagradable aunque queramos o no, es parte de su cultura y yo particularmete quería verlo con mis propios ojos.

Y por último y para cambiar un poco de aires, decidimos entrar al museo de la coca. Un pequeño lugar (montado de una manera un tanto casera) pero en el que te muestra muy bien lo que se ha convertido una planta utilizada durante siglos por los habitantes de estas tierras hasta lo que conocemos en nuestros días; Un conglomerado químico que absolutamente nada tiene que ver con la planta original. La cual por cierto nos ayudó en más de una ocasión a sobrellevar las zonas más elevadas de Sudamerica.

Aparte de algún que otro mercado, poco más vimos de esta inmensa ciudad.
(Cada vez nos dábamos más cuenta de evitar este tipo de grandes urbes).

A la mañana siguiente nos esperaba oro viajecito. Aunque esta vez a una zona mucho más verde y tranquila. La famosa Isla de Sol!

Pero esto, en la próxima post  ;)


Más fotos de El Alto:








Fotos: Julen Esnal
Foto de portada: Puerta del Sol de Tiwanaku.
www.julenesnal.com

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