miércoles, 23 de julio de 2014

De Rotorua a Paihia (Bay of Island).


Continuando nuestro ascensión en la isla norte de Nueva Zelanda, nuestra siguiente parada sería en la "apestosa" ciudad de Rotorua. No, no es que la llame yo de esta manera...
Así es como nos "presentaban" la ciudad cada vez que preguntábamos información sobre la misma. 
Y es que todo el mundo que hablaba de esta ciudad comentaba lo mal que olía. Y bueno, no es que fuera en toda la ciudad ni mucho menos, pero sí es verdad que olía mal en muchas partes... llegando incluso a agradecer no permanecer por allí más de 3 días seguidos.

La explicación de tan curioso hecho es que la ciudad se asienta literalmente en una caldera con muchísima actividad geotérmica. Lo que se traduce en multitud de géiseres, cráteres y piscinas de lodo caliente, repartidos por toda la ciudad, lo que hace que desprenda tan desagradable olor.


Piscina de lodo en medio del parque.


El viaje desde Taupo hasta aquí no se hizo nada pesado puesto que no son más de 80 km. los cuales se hacen de maravilla viajando con nakedbus (ya me podría pagar esta empresa por la publi gratis que les hago!... Pero es que cuando una empresa trabaja bien... lo merece. A ver si aprenden muchas otras...).
Vas tranquilo, sin prisas, apenas sin gente y el conductor explicando de cuando en cuando detalles del entorno... Qué gran diferencia con Asia recordaba yo echando la vista atrás... (Bueno, tambien es lo que lo hace intenso y diferente a nuestro estilo de vida, lo cual se agradece en el fondo...).

Nada más llegar a la ciudad volvimos cómo no, a buscar otro hostel YHA para poder estar como en casa. Y así fue, porque desde que llegamos, el tiempo meteorológico no nos acompaño para nada, yendo los días de mal a peor, por lo que aprovechamos para leer, ponernos al día con el blog y planificar nuestros siguientes días en Sidney y Sudamérica.

Pero en esos 3 días de estancia, también aprovechamos para ver algunos lugares de interés. (gratis por supuesto porque no creáis que abundan mucho por aquí).
Se podían hacer y visitar un montón de lugares por la ciudad y los alrededores, pero no bajaban de los 40/60 dolares por persona,  así que lo que hicimos fue literalmente, patearnos la ciudad y descubrir por nosotros mismos esos lugares tan especiales que hacen tan famosa esta ciudad.

Parques con piscinas de lodos, edificios coloniales, lugares sagrados maories.... Todo lo que se pudiera hacer gratis y andando, lo hicimos.


Aves autóctonas en los alrededores de Bath House.

Esculturas talladas y lugares sagrados.


Pasados 3 días y una última noche de huracán, continuamos viaje hacia Paihia, en la provincia de Northland, centro neuralgico de Bay of Island; Y lugar perfecto para hacer base para desde allí, saltar a Cape Reinga, la punta mas al norte de Nueva Zelanda.

Salimos prontito de Rotorua ya que tras 5 horas de viaje, debíamos hacer una parada en Auckland para cambiar de bus y continuar 4 horas más hasta llegar a Paihia. Vamos, unas 10 horas de viaje en total; Que de nuevo digo, no se hizo tan pesado como pareciera.

Lo bueno fue que el tiempo iba mejorando considerablemente según subíamos hacia el norte, lo cual nos hacia pensar que podríamos aprovechar unos días de playa tal y como habíamos planeado.
Paihia suele ser conocido por ser lugar de vacaciones y por tener un buen numero de opciones y actividades que poder hacer por allí, y nosotros llegaríamos en temporada baja por lo que lo agradecíamos (aunque Nueva Zelanda no se caracteriza precisamente por esas aglomeraciones veraniegas españolas...).
Aunque este pequeño pueblo, también es conocido por otra bonita razón. La de tener avistamientos de delfines con tal asiduidad que en muchos casos se puede bañar uno con ellos. Y esta era otra de las razones por las que pararíamos unos días en estos bonitos parajes.

De nuevo y para no perder la costumbre, volvimos a elegir otro hostel YHA para acomodarnos y en este caso, e incluso para trabajar como voluntarios para ahorrarnos las noches de alojamiento... pero al ser temporada baja, no hacia falta tantos voluntarios, así que lamentandolo mucho, tuvimos que pagar como el resto de ocasiones. (esta es una experiencia de lo más común para poder abaratar costes de viaje).
Eso si, las habitaciones seguían siendo compartidas porque de lo contrario se te dispara el presupuesto. (Aunque también os digo, cuanto más se comparte, mas conoces, más convives y más sentido tiene este viaje.)

El primer día lo aprovechamos haciendo una buena caminata por los alrededores de la inmensa costa donde se asienta el pueblo. Una cosa que nos sorprendió fue ver el agua tan marrón en la orilla.
Supongo que por lo que ha llovido estos días, pensé...
Lo malo fue que al hablar con el guarda de seguridad del hostel, nos tiró abajo el mito neozelandes, hablando mal de esta zona de northland con cada vez más casos de gente sin hogar, robos a turistas y contaminación medioambiental, (la cual esta causando el color marrón en las aguas).
Datos que nos desilusionaron y nos preocuparon a partes iguales...


Playa de Paihia.

Aves autóctonas.

Por los alrededores de Paihia.


Menos mal que el primer día lo aprovechamos bien, porque al día siguiente cayó una tormenta que no había manera de hacer nada de provecho más que descansar y adelantar trabajo.
Afortunadamente no duro más de un día, por lo que al tercer día pudimos seguir conociendo esta bonita localidad.

Legendaria iglesia de St Paul la que se conserva en el mismo pueblo de Paihia.


 Fotos: Julen Esnal

jueves, 17 de julio de 2014

Taupo y los "Craters of the moon".


Tras nuestro paso por el impresionante Parque Nacional de Tongariro, nuestro siguiente destino era llegar hasta la ciudad de Taupo.
Finalmente no paramos en Turangi  más que para cambiar de bus, ya que por una serie de circunstancias no pudimos hacer el voluntariado que teníamos pensado desarrollar en esta localidad.

Bonita fue la llegada a Taupo desde Turangi, bordeando el lago que lleva su mismo nombre.

Recorrido desde el PN de Tongariro hasta Taupo en la isla norte de NZ.

Después de acomodarnos en otro hostel YHA, nos fuimos a dar una vuelta para comprar algo en el supermercado e informarnos qué opciones teníamos para poder visitar los "craters of the moon" tan famosos en este país.
Decidimos finalmente alquilar unas bicis al día siguiente para poder ver, no solo los cráteres sino también otro de los lugares naturales más importantes del país, las "Huka Falls".

Nos comentaron que seria un recorrido fácil de hacer aunque con alguna que otra pendiente... Lo que no sabíamos era que el circuito que hicimos estaba entre los niveles 2 y 4,5 (!). (yo tampoco sabia qué significaba esto hasta que vimos ciertas zonas donde había que bajarse y empujar la bici para poder subirlas).


Sabri en una de las partes del precioso recorrido.


Tras empezar con un curioso circuito que mas parecía de competición de bicicleta de montaña, eso sí, con precioso entorno, llegamos a las famosas Huka Falls, a 7 km de nuestro inicio.

Lo primero que te encuentras nada mas llegar al lugar es un cañón de unos 15 metros de ancho por 10 de profundidad, por donde fluye un tremendo caudal de agua. Y si caminas mas adelante veremos que este tremendo caudal acaba desembocando como cascada en una parte mas baja y ancha del Río Waikato, el mismo que acaba desembocando en el lago Taupo.
No hace falta más que decir un dato para entender tan tremendo caudal; El río más largo de Nueva Zelanda con una anchura media de unos 100 m, debe pasar por este desfiladero de unos 15 m, haciendo desembocar nada más y nada menos que 220.000 litros de agua por segundo! Con ello se puede hacer una idea de lo que estamos hablando...
Es por ello que es tan conocida esta cascada, porque la verdad que impresiona verlo.


El cañon de unos 15 m de ancho.

Sabri leyendo los datos de tan tremendo caudal.

El caudal visto en proporción con el barco y los turistas de la izq.

Los turistas en proporción al caudal.


El siguiente lugar que queríamos ver y que nos recomendaron fue la presa de este mismo río, la cual se encuentra a 5 km de las Huka falls.
Tenia la particularidad que abrían las compuertas cada cierto tiempo y nosotros tuvimos la suerte de verlas recién abiertas.
Pero tras pasar un buen rato, debíamos seguir camino hacia los cráteres, y el camino desde aquí seria ya por carretera con choches, camiones y ... más cuestas... Y no era poca la distancia que nos quedaba para llegar hasta los cráteres.... Por lo que... fue un duro día de bicicleta sin haberlo pensado previamente.

Después de una buena sudada, llegamos por fin a los cráteres. Y con el tiempo justo para poder recorrerlo sin que nos cerraran, ya que eran ya las 5 de la tarde y sólo esta hasta las 6.
Una hora recorriendo y disfrutando tan extraño lugar justo al borde del Parque Nacional de Wairakei. Bien merece pagar los 6NZ$ para ver y sentir cómo respira la tierra bajo tus pies. Porque eso es lo que parece y lo que en realidad hacen las bolsas de agua hirviendo que se encuentran bajo nosotros.


Formación de los Cráteres.

No, no es un incendio. Así es como se ve el parque a contra luz.

Pasarelas para hacer el recorrido.


Un recorrido formado por pasarelas de madera hacen que podamos avanzar sobre "piscinas" de barro hirviendo y geiseres, hasta los mismos cráteres los cuales continúan emanando vapor ardiente.


Sabri al borde de uno de los cráteres.


A veces no se veía el fondo del agujero.


Existe un desvío en el recorrido que nos lleva hasta lo alto de una colina, desde donde se puede apreciar de lejos todo este impresionante decorado. Y como regalo, los volcanes del parque nacional de Tongariro a lo lejos.

Vistas desde lo alto de la colina.

Los volcanes de Tongariro de lejos.



En total calculamos que debimos de hacer unos 30 km de recorrido.
Algo duro después de haber hecho el Tongariro Alpine Crossing tan solo un par de días antes.


Al día siguiente nos lo tomamos mucho más relajados, paseando y disfrutando de la tranquilidad de Taupo. Con ese enorme y transparente lago a sus pies (pocas veces había visto un lago con agua tan cristalina pegado a una ciudad).


Estupenda tranquilidad la que se respira en este lugar.

Un lago que casi pare un mar.

Parajes de postal.


Aprovechamos también para ir al Museo de Taupo, a orillas del mismo lago, para saber más sobre la cultura maorí.
En su interior tienen expuestos muchos elementos ancestrales recuperados y conservados, así como fotografías y litografías que te hacen comprender algo más su pasado.
Y grandes esculturas que adornan su parte exterior. Curiosa es también la fuente que albergan en su patio trasero.
Como detalle, deciros que la entrada son 5NZ$ y está prohibido hacer fotos dentro.

Más fotos de esta jornada:

Sabri al borde de otro de los numerosos cráteres.

Alrededores del lago.

Estampa otoñal sobre el lago.

Fotos: Julen Esnal.


martes, 8 de julio de 2014

Trekking por el "Tongariro Alpine Crossing".


El mejor trekking de Nueva Zelanda!.
Así reza el eslogan del "Tongariro Alpine Crossing" en todos los folletos que te encuentras viajando por el país. Y mucho mejor en invierno, añadiría yo.
19.4 km. en unas 8 horas de caminata.
Subiendo por la falda de un volcán, pasando entre cráteres y bajando por otro volcán hasta llegar al bosque húmedo o rainforest.

Dos guías, (uno de ellos, maorí), y todo el equipo que necesitaríamos, (ropa de abrigo, calentadores, mochilas, crampones, piolets, ... En grupo reducido (12 personas). Todo ello por 165 dolares.
No. No fue nada barato, pero mereció tremendamente la pena.

Desde que nos recogieron, veíamos a lo lejos que estaba lloviendo por donde teníamos que empezar, pero uno de los guías nos comentaba la alta probabilidad que tendríamos de verlo todo despejado arriba en los cráteres.
Viento, con algunas precipitaciones, pero cielo despejado en la cima. Ese era el pronostico meteorológico, el cual debían conocer cada poco tiempo a través de los walkies que portaban.

Sabri con nuestro guía maorí.


Empezaban las fuertes ascensiones.


Los primeros 13 km fueron de subida suave a faldas de uno de los volcanes, el Ngauruoe. Fue ahí cuando entramos en contacto con la nieve. Unos pocos centímetros diría yo.
Oímos unas explosiones a lo lejos, pero al vernos las caras de sorpresa, nos explicaron que eran explosiones controladas para crear avalanchas por las pistas de ski que se encuentran en la otra cara de la montaña.
Estos volcanes siguen activos, por lo que nunca sabes cuando pueden despertarse.
Ahí nos comentaron, que en caso que alguno de los volcanes despertara, lo primero que debíamos hacer era,... mirar al cielo, esquivar las rocas y sacar ... ¿la cámara de fotos?
- Empezar a disparar, porque esas fotos se pagan pero que mucho!.
No era broma lo que nos decían,. Parece ser que pagan pero que muy bien por esas fotos.
Estos volcanes están todavía muy activos, así que en cualquier momento nos pueden dar el susto.
Las ultimas erupciones fueron en Agosto y Noviembre de 2012, así que no había pasado mucho tiempo desde entonces. (Septiembre de 2013 es la fecha en la que lo hicimos nosotros).

Tras los primeros 13 km allí estábamos, frente a la imponente ladera del volcán.
A partir de aquí seria una hora de subida mucho mas empinada, teniendo que hacer uso de los piolets, hasta llegar a una de las primeras cumbres del volcán.


Encarando una de las laderas del volcán.

Así lo anunciaba una de las señales.


Estas lo realmente preparado para ascender?.
 
Sin prisa pero sin pausa.

Cogiendo aire para continuar.


Antes de llegar a la parte mas alta, tuvimos que hacer una parada para ponernos los crampones por el hielo que había acumulado entre las rocas.
Es curioso caminar con este calzado. Y sin duda hizo el camino mas fácil por lo resbaladizo que se encontraba el terreno.

Y tras 50 minutos de fuerte subida, ahí estábamos en la cima de un enorme cráter. Nuestro primer gran objetivo.
No nos pudimos quedar mucho ya que nos recomendaban continuar para no quedarnos fríos con todo el sudor que teníamos en el cuerpo tras la subida.


Parajes increíbles haciéndolos prácticamente sin gente.

Se puede apreciar que nunca antes habíamos estado en un sitio así.

 Así que nos quitamos los crampones porque ya no los necesitaríamos por el momento, ya que aquí apenas había nieve. ¿Porque? Pues porque el suelo estaba caliente! Es increíble la sensación que da pensar la actividad que hay tan solo a unos metros bajo nosotros.

Continuamos hasta que nos salimos del borde del cráter, para continuar subiendo por entre más rocas hasta que llegamos a una explanada inmensa repleta de nieve virgen. Y efectivamente con el cielo bastante despejado!




Con un espesor de nieve que nos cubría hasta las rodillas en algunos tramos, si nos salíamos del trazado marcado, el cual estaba indicado por las huellas del grupo que nos antecedía.
Era como estar de nuevo en otro planeta. Sin gente apenas al rededor en un espacio tan basto, blanco y virgen. Estábamos cruzando otro de los cráteres.





De nuevo otra gran subida en fila india, porque no hay espacio para más, y por fin llegamos al punto mas alto del trekking. Os podéis imaginar las vistas...
Lo que recuerdo era estar el último de una fila de 12 personas, en el estrecho borde de otro de los cráteres. Sin hablar, todos mirando a todas partes.




Sin pararnos demasiado, porque un poco más adelante, subiendo un pequeño tramo al borde del cráter, pararíamos por fin a comer.
Y no podía haber mejor lugar que ese para parar a comer, porque tras la pequeña subida, allí se mostraban, frente a nosotros. Los llamados Lagos Esmeralda.
Dos de ellos del todo congelados. Afortunadamente, no el mas grande de los tres, para poder apreciar el color turquesa que poseen.


Espectaculares vistas desde allí.


Y seguía despejado! Bueno, durante 10 minutos, porque después se cubriría de nubes, no solo haciendo desaparecer los lagos que teníamos a 300 metros bajo nosotros, sino incluso, no llegando a ver mas de 30 metros hacia adelante.

Un bocadillo rápido con algunas explicaciones que amenizaban el picnic y continuar para no quedarnos fríos. Aunque el culo lo teníamos calentito de estar sentados en esa tierra negra, al borde del cráter. Es extraño ver todo nevado al rededor y sentir el intenso calor que desprenden ciertas zonas.
Y mas aun con un humo blanco y un fuerte olor a azufre que sale de entre las rocas.




Empezaba lo divertido; Bajar por esa empinada ladera del cráter, hacia los lagos esmeralda, donde la blanda y caliente tierra, hacia que tus piernas se cubrieran de terreno negro hasta los gemelos.
Para luego llegar al borde de los lagos y poder admirarlos de cerca.


Bastante pendiente la que tenia la ladera del cráter.

Los lagos apenas se veían tras unos minutos.


La siguiente breve parada, la haríamos frente a otro cráter, convertido ahora en un lago helado. Pero esta vez, sagrado para los maoríes, por lo que por respeto te piden no beber o comer frente a tal imponente belleza.


Poco se puede decir ante tal espectáculo.

De nuevo tramos con subidas.

A veces no se veía el final del barranco.

Laderas y laderas con toneladas de nieve.


Seguíamos bajando y según lo hacíamos, íbamos viendo los cambios de terreno y paisajes, dejando las laderas de los volcanes, para hacerlo entre montañas aun nevadas.
Hasta llegar a nuestra ultima parada. Un refugio, o un antiguo hub que le llaman, parcialmente dañado en su estructura, (pensé por vandalismo aunque me resultaba extraño por estos lares) a causa de las rocas caídas de las ultimas erupciones, que habían hecho, nunca mejor dicho, más que profundos daños en su estructura. Hoy en día no lo permiten tener habitado, a no ser por causas extremas.
A partir de aquí ya solo quedaba hora y media, bajando en zig zag la ladera de otra pequeña montaña, viendo frente a nosotros el enorme lago de Rotoara, hasta meternos de lleno en una exuberante rainforest, siguiendo el curso de un río.


Bordeando las montañas con el lago al fondo.

Parecía nunca acabar...

Y de repente, en medio de la rainforest.


Como casi siempre en estos casos, ésta fue la parte que más larga se nos hizo por la ininterrumpida bajada que hacia temblar nuestras ya cansadas piernas.

Tras finalizar diría que, de no haberlo hecho en invierno, se hubiera podido hacer sin contratar nada previamente, pero ese puntito de riesgo hace que sea mas bonito e interesante en esta época del año, (Septiembre). No llevar el suficiente equipo y un repentino cambio de tiempo pueden jugarte una mala pasada en cualquier momento.

En definitiva, un día agotador pero recalcitrante, después de haber hecho, (ahora sí puedo decirlo), el mejor trekking de mi vida.

Más fotos sobre el trekking:







Fotos: Julen Esnal